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Mostrando entradas de 2011

LA PERLA

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    Había una vez una princesa muy hermosa, hija de un gran rey, que tenía muchos siervos y lindos vestidos. Lucía en su cabello las más ricas perlas preciosas y prendía en sus velos relucientes monedas de oro y de plata. Parecía tenerlo todo y aquello que no tenía se lo pedía a su padre y éste, un bondadoso anciano de barba blanca, mandaba a sus criados a lejanos países a conseguir lo que ella deseara. Pero, a pesar de estar rodeada de tanto amor y riqueza, la niña estaba triste porque le faltaba una perla única y muy preciosa. Un mercader venido de Oriente le había dicho que un sultán muy poderoso conservaba en su palacio esta maravillosa perla que decía que hacía feliz a todos los que la contemplaban. Su padre, el rey, le dijo que era totalmente imposible conseguir tan preciada perla; ni siquiera pagando al sultán con todo su reino podría obtenerla, porque andaba en continuas y cruentas guerras contra ese monarca. Entonces la princesa lloró amargamente porque que

EL OCÉANO

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    - Usted perdone,- le dijo un pez a otro-. Es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano?. He estado buscando por todas partes, sin resultado. - El Océano,- respondió el viejo pez-, es donde estás ahora mismo. - ¡Esto? Pero si esto no es más que agua. Lo que busco es el Océano.- Replicó el joven pez, totamente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.

EL OJO

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    Un maestro reunió a dos de sus discípulos y les hizo esta pregunta: - ¿Cuándo diríais que nace el día? Uno contestó: - Cuando desparecen las estrellas del cielo. El otro dijo: - Cuando se pueden distinguir los colores de la naturaleza Pero el maestro respondió diciendo: - Cuando miras a los ojos de otra persona y descubres a un hermano.

EL DÍA

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    Había una vez, en un país muy lejano, una niña llamada Beatriz que se levantó una mañana diciendo: -    Empieza un nuevo e interesante día, fantástico. La niña Beatriz estaba ilusionada por las miles de cosas increíbles que podrían ocurrir durante la jornada. -    ¡Cuántas cosas van a ocurrir hoy! Y así, con el ánimo dispuesto, la pequeña acudió a la escuela. Allí estuvo unas horas haciendo ejercicios y escuchando a la maestra, y al salir se dijo: -    En el día de hoy aún no ha pasado mucho interesante, pero aún queda mucho antes de dormir. Fue a su casa a merendar, se comió unos bollos con crema de cacao y se puso a hacer los deberes. Al acabar, Beatriz dijo: -    ¡Jo! Son ya las ocho de la tarde y aún no ha pasado nada interesante en el día de hoy, ¡qué chasco! Cenó, vio en la tele una serie de gran éxito y se fue a su casa diciendo: -    ¡Qué chasco, hoy no ha pasado nada! Su padre, que le estaba escuchando, le dijo: -    ¿Pero cómo que hoy no ha pasado nada, Beatriz? - 

LOS PALILLOS

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    Después de una larga y virtuosa vida un samurai llegó al más allá y fue destinado al paraíso. Era muy curioso y pidió dar, primero, un paseo por el infierno. Fue llevado a un enorme salón que tenía en el centro una mesa llena de platos colmados de alimentos suculentos y dulces inimaginables; pero los comensales, que estaban alrededor de la mesa estaban pálidos y esqueléticos. - ¿Cómo es posible? - preguntó el samurai a su guía ?- ¡Con todos los bienes de Dios que tienen delante! - Mira: cuando llegan aquí todos reciben dos palillos que deben usar para comer, sólo que son de un metro de largos y deben ser cogidos únicamente por los extremos: no se pueden llevar los alimentos a la boca. El samurai rabiaba, era terrible ver aquella gente esforzándose por comer y no podían llevarse ni una brizna a la boca. Pidió volver enseguida al paraíso. Allí le esperaba una sorpresa, el paraíso era exactamente igual que el infierno: una mesa enorme, cantidad de alimentos y u

EL INCENDIO

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Un ermitaño, en oración, oyó claramente la voz de Dios que le invitaba a acudir a un encuentro especial con Él. La cita era para el atardecer del día siguiente en lo más alto de una montaña lejana. Temprano se puso en camino; necesitaba todo el día para llegar y, ante todo, quería ser puntual a la importante entrevista. Atravesando el valle se encontró a varios campesinos ocupados en intentar controlar y apagar un incendio declarado en el bosque cercano y que amenazaba las cosechas y hasta sus propias casas. Reclamaron su ayuda porque todos los brazos eran pocos. El ermitaño sintió la angustia de la situación y el no poder detenerse: no debía llegar tarde a la cita y, menos aún, faltar a ella. Así que, con una oración para que el Señor los socorriera, apresuró el paso, ya que había que dar un rodeo a causa del fuego. Tras difícil subida, llegó a lo alto de la montaña, jadeante por la fatiga y la emoción. El sol comenzaba a ponerse; llegaba puntual, por lo que daba graci

EL PARACAÍDAS

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Charles Plumb, era piloto de un bombardero en la guerra de Vietnam. Después de muchas misiones de combate, su avión fue derribado por un misil. Plumb se lanzó en paracaídas, fue capturado y pasó seis años en una prisión norvietnamita. A su regreso a Estados Unidos, daba conferencias relatando su odisea, y lo que aprendió en la prisión. Un día estaba en un restaurante y un hombre se le acercó y le dijo: - Hola, usted es Charles Plumb, era piloto en Vietnam y lo derribaron verdad? - Y usted, ¿cómo sabe eso?, le preguntó Plumb. - Porque yo empacaba su paracaídas. Parece que le funcionó bien, ¿verdad? Plumb casi se ahogó de sorpresa y con mucha gratitud le respondio: - Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy yo no estaría aquí. Estando solo Plumb no pudo dormir esa noche, meditando: se preguntaba "¿Cuántas veces vi en el portaviones a ese hombre y nunca le dije buenos días, yo era un arrogante piloto y él era un humilde marinero?" P

COLORES

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Esta es la historia de Lailo, un niño rojo nacido en un pueblo rojo, donde todo era rojo: sus padres, sus libros, su ropa, …  Un día, del temible cielo, que no era rojo cayó la peligrosa lluvia sin color, todos en pueblo rojo corrieron a esconderse a sus casas rojas, pero Lailo estaba perdido y no sabía volver con sus padres rojos. Y allí se quedó, empapándose, en medio de la plaza roja, llorando lágrimas rojas. Se quedó dormido del cansancio, lo despertó el ruido de voces, al abrir los ojos vio a un grupo de gente roja que lo miraban con miedo y con desprecio. En sus bocas rojas que murmuraban solo se podía leer la palabra AZUL. Fue entonces cuando Lailo miró sus manos, ¡ya no eran rojas!, la lluvia las había convertido en azules. Asustado, observó como su padre se acercaba, corrió hacia él y la abrazó. -Papá, ¿ Por qué soy azul?, ayer era rojo como los demás. ¿ Qué ha pasado con mi color? -Lailo , nunca has sido rojo. Al nacer, tu madre y yo nos asustamos porque no eras rojo. Te

LA PECERA

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Un niño de 8 años entró en su clase para hacer el examen global de matemáticas. Estaba realmente nervioso por su prueba, no podía tranquilizarse. Su angustia creció tanto que no pudo controlarse y se orinó en los pantalones. Por mucho que intentó disimular, se enrojeció como un tomate;  miró hacia abajo y vio como gotas caían suavemente al piso. Para su sorpresa cuando levanta la vista, ve que su profesora le llama para que acuda a su mesa. No sabe qué hacer. ¿Cómo podría moverse sin dejar al descubierto su situación? La profesora al notar que el niño está como paralizado y no viene a su mesa, se levanta y se dirige hacia el pupitre del niño. ¡¡Oh, no!!, piensa él. ¿Qué voy a hacer ahora? Al acercarse un poco más y darse cuenta de la situación la profesora pensaba: “¿Qué debo hacer ahora? Se avergonzará y los compañeros se reirán de él. En ese momento, una niña compañera de clase, va hacia él con una pecera y al pasar junto a él tropieza y se le cae todo el agua de la pec

LA ESTRELLA DE MAR

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No hace mucho, dos jóvenes enamorados ocupaban sus tardes paseando por las arenas de una playa que descubría la bajamar. En este paraíso de amor transcurrían sus horas, hablando y hablando de todas sus ilusiones y sentimientos. Eran muy felices allí solos, sin que nadie les molestase. Poco a poco, los temas de diálogo se fueron repitiendo y repitiendo hasta que no supieron de qué hablar. Se limitaron a observarse detenidamente y a amarse con los ojos. Eran muy felices allí solos, sin que nadie les mirase. Una tarde, las olas depositaron en su playa una estrella reluciente. Sin decir palabra, la miraron, sonrieron y la escondieron entre las rocas. Y todas las tardes se reunían para, juntos y en silencio, observar aquella estrella. Eran muy felices allí solos, sin que nadie descubriera su estrella. Al poco tiempo, él llegó a la playa antes y corrió a mirar la estrella. Pero la estrella no resplandecía. Sólo cuando llegaba ella la estrella comenzaba a lucir en todo

LA LENGUA

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Para probar el ingenio del discípulo, el sabio lo envió un día a comprar lo peor que encontrara en el mercado. El discípulo volvió con una lengua de animal, de cerdo o de vaca, y le dijo a su amo, refiriéndose a la lengua humana: - Te traigo una lengua, porque lengua es lo peor que hay en el mundo. Por culpa de la lengua los hombres se insultan, se amenazan, se mienten, se calumnian y se pelean. La lengua es la causa de muchas desgracias. El sabio le dio la razón y, al día siguiente, lo envió de nuevo al mercado, con el encargo de comprar lo mejor que encontrase. El discípulo volvió con una lengua de animal, de cerdo o de vaca. El sabio se enfadó mucho, creyendo que el discípulo se se burlaba de él, pero él le dijo a su amo, refiriéndose a la lengua humana: - Te traigo una lengua, porque lengua es lo mejor que hay en el mundo. Con la lengua, la madre arrulla al hijo, el joven declara sus sentimientos a su amada, el hombre pide ayuda en el peligro, la mujer consuela al afl

LA MANZANA

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En ocasiones la vida te golpea con un ladrillo en la cabeza. No perdáis la fe. Estoy convencido que lo único que me permitió seguir fue que yo amaba lo que hacía. Tenéis que encontrar lo que amáis. Y eso es tan válido para el trabajo como para el amor. El trabajo llenará gran parte de vuestras vidas y la única manera de sentirse realmente satisfecho es hacer aquello que creéis que es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que se hace. Si todavía no lo habéis encontrado, seguid buscando. No os detengáis. Al igual que con los asuntos del corazón, sabréis cuando lo habéis encontrado. Y al igual que cualquier relación importante, mejora con el paso de los años. Así que seguid buscando. Y no os paréis. Nadie quiere morir. Incluso la gente que quiere ir al cielo, no quiere morir para llegar allá. La muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y es como debe ser porque la muerte es muy probable que sea la mejor invención de la

LA ORUGA

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Dios no nos hubiera dado la posibilidad de soñar, si no nos hubiera dado la oportunidad de hacer realidad nuestros sueños. Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes: - ¿Hacia dónde te diriges?- le preguntó. Sin dejar de caminar, la oruga contestó: - Tuve un sueño anoche; soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo. Sorprendido, el saltamontes dijo, mientras su amigo se alejaba: - ¡Debes estar loco!, ¿Cómo podrías llegar hasta aquel lugar? ¡Tú, una simple oruga!. Una piedra será para ti una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable. Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse. La oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros. Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir d

LA PIPA

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    Era un matrimonio pobre. Ella hilaba a la puerta de su choza pensando en su marido. Todo el que pasaba se quedaba prendado de la belleza de su cabello negro, largo como hebras brillantes salida de su rueca. Él iba cada día al mercado con algunas frutas. A la sombra de un árbol, se sentaba a esperar, sujetando con los dientes su pipa vacía. No llegaba el dinero para comprar un pellizco de tabaco. Se acercaba el día del aniversario de la boda y ella no cesaba de preguntarse qué podría regalar a su marido. Y, además, ¿con qué dinero? Una idea cruzó su mente. Sintió un escalofrío al pensarlo pero, al decidirse, todo su cuerpo se estremeció de gozo; vendería su pelo para comprarle tabaco.    Ya se imaginaba a su hombre en la plaza, sentado ante las frutas, dando largas bocanadas a su pipa: aroma de incienso y de jazmín darían al dueño del puestecito la solemnidad y prestigio de un verdadero comerciante.  Sólo obtuvo por su pelo unas cuantas monedas, pero e

LA NUBE

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Una joven nube nació en medio de una gran tempestad en el mar Mediterráneo. Pero casi no tuvo tiempo de crecer allí, pues un fuerte viento empujó a todas las nubes en dirección a África. No bien llegaron al continente, el clima cambió: un sol generoso brillaba en el cielo y abajo se extendía la arena dorada del desierto del Sahara. El viento siguió empujándolas en dirección a los bosques del sur, ya que en el desierto casi no llueve. Entretanto -con las jóvenes nubes sucede lo mismo que con los jóvenes humanos- la nuestra decidió desgarrarse de sus padres y de sus más viejos amigos para conocer el mundo. -¿Qué estás haciendo? -protestó el viento-. ¡El desierto es todo igual! ¡Regresa a la formación y vámonos hasta el centro de África, donde existen montañas y árboles deslumbrantes! Pero la joven nube, rebelde por naturaleza, no obedeció. Poco a poco fue bajando de altitud hasta conseguir planear en una brisa suave, generosa, cerca de las arenas doradas. Después de pase

EL LÁPIZ

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    El niño miraba al abuelo escribir una carta. En un momento dado, le preguntó: -¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí? El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto: -Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas. El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial. -¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida! -Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona por siempre en paz con el mundo. Primera cualidad: puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. A esta mano nosotros la llamamos Dios, y Él siempre te conducirá en dirección a su voluntad. Segunda: de vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Eso hace q

EL ANILLO

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Un alumno llegó a su profesor con un problema: -Estoy aquí, profesor, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Dicen que no sirvo para nada, que no hago nada bien, que soy tonto y muy idiota ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más? El profesor, sin mirarlo, le dijo : -Lo siento mucho, joven, pero ahora no puedo ayudarte. Primero debo resolver mi propio problema, tal vez después... Y haciendo una pausa dijo: - Si tú me ayudas y puedo resolver mi problema rápidamente, quizá pueda ayudarte a resolver el tuyo. - Claro, profesor, murmuró el joven. Pero se sintió otra vez desvalorizado.El profesor se sacó un anillo que llevaba en el dedo pequeño, se lo dio y le dijo: - Coge el caballo y vete al mercado. Debes vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es preciso que obtengas por él el máximo posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y vuelve con la moneda lo más rápido posible. El j

LAS CORNEJAS

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Las cornejas no son despreciables. Las cornejas son muy vivaces, pero tienen tres características singulares. La primera es que ninguna no-corneja puede tratar con ellas, pues no la escuchan, le cubren la voz con sus grescas. La segunda es que las cornejas creen que en el mundo no existen más que cornejas; todos aquellos pájaros que se consideran de otra especie no son más que cornejas camufladas y se les debe, por tanto inducir, con estrépitos insoportables, a manifestar su verdadera naturaleza. La tercera es que ninguna de ellas soporta estar a solas consigo misma: la corneja que se aleja de su bandada muere de miedo a la soledad. (BUBER, M.: Gog y Magog, 120)

EL ÁRBOL

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El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo.Su cortadora eléctrica se daño y lo hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se niega a arrancar.Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invito a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazo a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Posteriormente me acompañó hasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí  curiosidad y le pregunte acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes. - Oh, ese es mi árbol de problemas - contestó - Se que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la ca

LA ARENA

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Jorge, un chico de trece años, paseaba con su madre por la playa ─ Mamá, ¿cómo se hace para conservar un amigo? La madre se paró a pensar durante un momento y se agachó para tomar un puñado de arena en cada mano.  Levantando una de ellas, la cerró fuerte. La arena se escapaba entre los dedos y, cuando volvió a abrir la mano, estaba vacía. La otra mano la mantenía bien abierta, y seguía llena de arena. ─ Comprendo ─ exclamó, asombrado, Jorge.

EL OSO

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Había una vez un oso llamado Yamike que vivía tranquilamente en ungran bosque lleno de animales de muchas especies. Yamike era el animal más fuerte del lugar. Un día vinieron aterrorizados todos los cievos pidiéndole ayuda y protección, porque un grupo de hombres había entrado en el bosque con la intención de llevárselos a todos al zoológico. Pero Yamike, mientras comía su ración de miel silvestre sacada de un panal de abejas, les dijo indiferente: - ¿Y a mí qué? Yo no soy un ciervo, este es vuestro problema. Estoy demasiado ocupado buscando mi alimento. Pasados unos días, todos los ciervos fueron capturados y llevados al zoológico de la gran ciudad. Poco tiempo después, todas las nutrias fueron corriendo a Yamike pidiendo auxilio, porque los hombres querían cazarlas para arrancarles la piel y fabricar abrigos de pieles. Pero el oso, mientras trataba de pescar unos cuantos peces del río, les dijo: - ¿Y a mí qué? Yo no soy una nutria, este es vuestro problema. Estoy dem

LA MONEDA

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    Había una vez un rey muy triste que tenia un sirviente, que como todo sirviente de rey triste, era muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertar al rey cantando y tarareando alegres canciones de juglares. Una gran sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre. Un día el rey lo mando llamar. - Paje – Le dijo – ¿Cuál es el secreto? - ¿Qué secreto, majestad? - ¿Cuál es el secreto de tu alegría? - No hay ningún secreto, Alteza. - No me mientas, paje. He mandado cortar cabezas por ofensas menores que una mentira. - No miento, Alteza. No guardó ningún secreto. - ¿Por qué estas siempre alegre y feliz? ¿Eh? ¿Por qué? - Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra permitiéndome atenderlo. Tengo una esposa y mis hijos viviendo en la casa que la corte nos ha asignado, somos vestidos y alimentados y además su alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algu

EL MONO

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    Al terminar la jornada, el maestro meditaba a la sombra de un cocotero, cuando un mono le arrojó un coco sobre su cabeza. El hombre lo recogió, bebió el dulce jugo, comió la pulpa y se hizo una escudilla con la cáscara. Mirando hacia arriba se dirigió al mono: - Gracias por criticarme.

LA MÁQUINA DE ESCRIBIR

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    XSTO NO XS UN XRROR, PIXNSA QUX DONDX VXS UNA X DXBXS LXXR UNA E Aunqux mi máquina dx xscribir xs un modxlo antiguo, trabaja bixn xxcxpto por una txcla qux lx falla. Hay 45 txclas trabajando bixn, sin xmbargo, una sola qux no funcionx trax consigo una gran difxrxncia. A vxcxs mx parxcx qux hay xn nuxstro mundo pxrsonas qux sx asxmxjan a un máquina dx xscribir y no trabajan como dxbxrían. Ustxd dirá: - Buxno, al fin y al cabo, yo sólo soy una pxrsona, no crxo qux sin mí sx obstruya la marcha dx los proyxctos dxl mundo. Nadix notará mi falta dx ayuda y xntusiasmo. Sin xmbargo, para qux un proyxcto sxa xfxctivo y obtxnga éxito, rxquixrx la participación activa dx todos los mixmbros. La próxima vxz qux ustxd pixnsx qux sus xsfuxrzos no sx nxcxsitan, rxcuxrdx mi máquina dx xscribir y dígasx: - Yo soy una dx las txclas importantxs xn nuxstro mundo y los dxmás mx nxcxsitan.

LA JOROBA

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    Moses Mendelssohn, abuelo del conocido compositor alemán, distaba de ser guapo. Además de una estatura algo baja, tenia una grotesca joroba. Un día visito a un mercader de Hamburgo que tenia una hermosa hija llamada Frumtje. Moses se enamoro perdidamente de ella, pero ella le repelía su apariencia deforme. Cuando llego el momento de despedirse, Moses hizo acopio de su valor y subió las escaleras hasta donde estaba el cuarto de aquella hermosa joven, para tener la ultima oportunidad de hablar con ella. Era tan hermosa, pero a Moses le entristecía profundamente su negativa a mirarlo. Después de varios intentos de conversar con ella, le pregunto tímidamente: -¿Crees que los matrimonios se crean en el cielo?, - Si- respondió ella, todavía mirando al suelo - Y tú ?... - Sí, lo creo - contestó -. Verás. En el cielo, cada vez que un niño nace, el Señor anuncia con que niña se va a casar. Cuando yo nací, me fue señalada mi futura esposa. Entonces el Señor añadió:

UNA GALLINA

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    A una mujer que se quejaba frecuentemente de hablar mal de sus vecinas, San Felipe Neri le propuso: - Tu falta es grave. Es necesario que hagas penitencia. Hé aquí lo que harás: mata una gallina y tráemela enseguida, desplumándola por el camino desde tu casa hasta aquí. La mujer obedeció, y se presentó con la gallina desplumada. - Ahora, regresa por el mismo camino -le dijo Felipe- y recoge una por una las plumas de la gallina. - Pero eso es imposible, Padre, -repuso la mujer- con el viento que hace hoy, no se encontrarán. - También yo lo sé -concluyó el Santo- pero he querido hacerte comprender que si no puedes recoger las plumas de la gallina, desparramadas por el viento, ¿cómo podrás reparar todas las calumnias levantadas y dichas a mucha gente y en prejuicio de tu prójimo?

¿UNA GALLINA?

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Un hombre se encontró un huevo de águila. Se lo llevó y lo colocó en el nido de una gallina de corral.  El aguilucho fue incubado y creció con la nidada de pollos. Durante toda su vida, el águila hizo lo mismo que hacían los pollos, pensando que era un pollo.  Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos, piando y cacareando. Incluso sacudía las alas y volaba unos metros por el aire, al igual que los pollos. Después de todo, ¿no es así como vuelan los pollos?. Pasaron los años y el águila se hizo vieja. Un día divisó, por encima de ella, en el límpido cielo, una magnífica ave que flotaba elegante y majestuosamente por entre las corrientes de aire, moviendo a pensas sus poderosas alas doradas.La vieja águila miraba asombrada hacia arriba. - ¿Qué es eso? - preguntó a una galina que estaba junto a ella. - Es el águila, el rey de las aves - respondió la gallina - Pero no pienses en ello. Tú y yo somos diferentes de ella. De manera que el águila no volvió a pens

LAS LENTEJAS

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Estaba el filósofo Diógenes cenando lentejas cuando vino el filósofo Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey. Y le dijo Aristipo: - Si aprendieras a ser sumiso al rey no tendrías que comer esa basura de lentejas. A lo que replicó Diógenes: - Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey.

EL KIMONO

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Voy a contar la historia de Ikyu, un célebre monje. Ikyu significa reposo, descanso. Era hijo del emperador. Lo confió a un templo, pero todo el mundo sabía que era un príncipe. Más tarde llegó a ser abad del templo más bello de Kioto, e introdujo la ceremonia del té, de la que es fundador. Su kimono estaba deshilachado como el de un mendigo. Un día, un hombre rico lo invitó a una ceremonia conmemorativa por sus antepasados. Ikyu se presentó en la mansión vestido como un mendigo, porque vivía muy pobremente, y los criados, tomándolo por un pordiosero, lo echaron. Entonces Ikyu volvió al templo y, por primera vez, se puso un precioso kimono violeta. Vestido así, se dirigió a la casa del hombre rico, donde lo estaban esperando. Allí recitó sus oraciones. Cuando terminó la ceremonia se dirigió al comedor y los criados pusieron manjares deliciosos ante él. Su mesa estaba llena de platos. Entonces, Ikyu dobló su kimono. "Tendrá ganas de beber", pensaron los

EL PARAGUAS

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Los campos estaba secos por la falta de lluvia. Las hojas pálidas colgaban de las ramas. La hierba había desaparecido del prado. La gente estaba nerviosa, mientras miraba al cielo, siempre azul. Pasaban las semanas cada vez más ardientes. Hacía meses que no caía u verdadero aguacero. El párroco organizó una hora de oración en la plaza del pueblo, delante de la iglesia, para pedir la gracia de la lluvia. A la hora establecida, la plaza estaba llena de gente, ansiosa pero llena de esperanza. Muchos habían llevado objetos que testimoniaban su fe. El párroco miraba admirado las Biblias, las cruces, los rosarios,... Pero no podía apartar los ojos de una niña sentada en primera fila, sobre las rodillas tenía un paraguas.

HIJOS PATOS

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    Una pata muy maternal puso paciente una docena de huevos. Soñaba con su nueva familia.El amor la afiebró y comenzó a pasar largas jornadas, con sus días y sus noches, empollando paciente su esperanza. En uno de sus breves descansos, corrió hasta la vecina laguna, para refrescarse con un rápido baño. Y fue tan mala su suerte, que fue descubierta por un zorro que acechaba hambriento. Y el zorro se la comió. Una gallina muy maternal, afiebrada por la cluequez, y desposeída de sus huevos, se sintió dolida ante la desgracia. Y decidió hacerse cargo del nido, donde doce huerfanitos dormían en sus cascarones.Y cubrió con su calor de madre el nido abandonado. Pasaron los días, y entre sus plumas comenzó a moverse la vida. Doce patitos, hijos adoptivos de mamá gallina, comenzaron a caminar por el campo. A veces como una cinta amarillenta detrás de la madre adoptiva y, otras, como un remolino de hojas secas, llevadas por el viento. En una jornada de intenso calor, mamá

EL CENTAURO

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    Había una vez un centauro que, como todos los centauros, era mitad hombre y mitad caballo. Una tarde, mientras paseaba por el prado, le entró hambre y se preguntó: - ¿Qué comeré, una hamburguesa o un fardo de alfalfa? Como no pudo decidirse, se quedó sin comer. Más tarde el centauro quiso dormir. - ¿Dónde dormiré? - pensó - ¿En el establo o en un hotel? Como tampoco pudo decidirse, se quedó sin dormir. Sin comer y sin dormir..., el centauro enfermó. - ¿A quién llamaré? ¿A un médico o a un veterinario? Y sin poder decidir a quién llamar, el centauro murió. La gente del pueblo se acercó al cadáver y sintió pena. - Hay que enterrarlo - dijeron - pero, ¿dónde, en el cementerio del pueblo o en el campo? Y como no terminaban de decidirse, lo dejaron enterrado en el prado y se lo comieron los buitres.

SENTIDO COMÚN

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Hoy lloramos la muerte de un querido amigo, 'Sentido Común', que ha estado entre nosotros durante muchos años. Nadie sabe a ciencia cierta cuántos años tenía, puesto que los datos sobre su nacimiento hace mucho que se han perdido en los vericuetos de la burocracia. Será recordado por algunos por haber sabido cultivar lecciones tan valiosas como que hay que trabajar para poder tener un techo propio sobre la cabeza; que se necesita leer todos los días un poco; saber por qué los pájaros que madrugan consiguen lombrices, y también por reconocer la validez de frases tales como 'la vida no siempre es justa' y 'tal vez haya sido yo el culpable'. Sentido Común vivió bajo simples y eficaces consignas (no gastes más de lo que ganas),y estrategias parentales confiables (los adultos están a cargo, no los niños). Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando se aplicaron reglas bien intencionadas pero ineficaces: informes respecto a un niño de seis años

LA TRISTEZA

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El hombre estaba sentado solo, empapado hasta los huesos en tristeza, y todos los animales se le acercaron y le dijeron: - No nos gusta verte tan triste. Piensa lo que quieras y lo tendrás. El hombre dijo: - Quiero tener buena vista. El búho respondió: - Tendrás la mía. El hombre dijo: - Quiero ser fuerte. El jaguar dijo: - Serás tan fuerte como yo. Luego el hombre dijo: - Anhelo saber los secretos de la tierra. La serpiente respondió: - Yo te los enseñaré. Y así fue con todos los animales. Y, cuando el hombre tenía todos los obsequios que podían dar, se marchó. Y el búho les dijo a los otros animales: - Ahora el hombre sabe mucho y puede hacer muchas cosas. De pronto, siento miedo. El ciervo dijo: - Ya tiene todo lo que necesita. Ahora su tristeza acabará. Pero el búho respondió: - No. Vi un agujero en el hombre, profundo como un hambre que jamás saciará. Es lo que lo hace triste y lo que hace que siempre quiera más. Seguirá teniendo y tomando h

EL OMBLIGO DE ORO

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  Érase un hombre con un ombligo de oro que le causaba constantes apuros, porque, siempre que se bañaba, era objeto de toda clase de bromas. El hombre no hacía más que pedirle a Dios que le quitara aquel ombligo. Por fin, una noche soñó que un ángel se lo desenroscaba y lo dejaba encima de la mesa, tras lo cual se esfumó. Al despertar por la mañana, comprobó que el sueño había sido real: allí, sobre la mesa, estaba el brillante ombligo de oro. Entusiasmado, se levantó de un salto… y el culo se le desprendió y cayó al suelo

EL PUNTO ENAMORADO

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Aquel punto se enamoró de una línea. Hay que comprenderlo: la veía tan alta, tan esbelta, tan longitudinal, que no podía dejar de pensar en todo su recorrido. - Nunca despuntaré ante ella - se repetía una y otra vez - ¡Se acabó! Si no puedo ser suyo, ¡seré un punto final! Y se decidió. Se desplazó veloz dispuesto a tirarse al pie de una letra. Y tuvo suerte,pues pasaba por allí una Y griega. La Y lo vio en tal punto de desesperación, que lo animó: - Vamos, hombre, no te pongas así. Si en el fondo tenéis muchos puntos en común. - ¿Tú crees? - Quedó un punto suspendido. -Claro - abrió sus brazos la letra Y - ¿Qué es una línea, al fin y al cabo, sino una sucesión infinita de puntos? ¡Una línea infinita de puntos!. El punto se quedó helado, a punto de nieve. La letra Y continuó: - Tú lo que tienes que hacer es ganar puntos. - ¿Ganar puntos? - ¡Claro! Ganar puntos para formar la línea de salida. Para ello, hay que plantearlo bien: Tú llamas a tus amigos, que se apunte