Entradas

Mostrando entradas de junio, 2011

UNA GALLINA

Imagen
    A una mujer que se quejaba frecuentemente de hablar mal de sus vecinas, San Felipe Neri le propuso: - Tu falta es grave. Es necesario que hagas penitencia. Hé aquí lo que harás: mata una gallina y tráemela enseguida, desplumándola por el camino desde tu casa hasta aquí. La mujer obedeció, y se presentó con la gallina desplumada. - Ahora, regresa por el mismo camino -le dijo Felipe- y recoge una por una las plumas de la gallina. - Pero eso es imposible, Padre, -repuso la mujer- con el viento que hace hoy, no se encontrarán. - También yo lo sé -concluyó el Santo- pero he querido hacerte comprender que si no puedes recoger las plumas de la gallina, desparramadas por el viento, ¿cómo podrás reparar todas las calumnias levantadas y dichas a mucha gente y en prejuicio de tu prójimo?

¿UNA GALLINA?

Imagen
Un hombre se encontró un huevo de águila. Se lo llevó y lo colocó en el nido de una gallina de corral.  El aguilucho fue incubado y creció con la nidada de pollos. Durante toda su vida, el águila hizo lo mismo que hacían los pollos, pensando que era un pollo.  Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos, piando y cacareando. Incluso sacudía las alas y volaba unos metros por el aire, al igual que los pollos. Después de todo, ¿no es así como vuelan los pollos?. Pasaron los años y el águila se hizo vieja. Un día divisó, por encima de ella, en el límpido cielo, una magnífica ave que flotaba elegante y majestuosamente por entre las corrientes de aire, moviendo a pensas sus poderosas alas doradas.La vieja águila miraba asombrada hacia arriba. - ¿Qué es eso? - preguntó a una galina que estaba junto a ella. - Es el águila, el rey de las aves - respondió la gallina - Pero no pienses en ello. Tú y yo somos diferentes de ella. De manera que el águila no volvió a pens

LAS LENTEJAS

Imagen
Estaba el filósofo Diógenes cenando lentejas cuando vino el filósofo Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey. Y le dijo Aristipo: - Si aprendieras a ser sumiso al rey no tendrías que comer esa basura de lentejas. A lo que replicó Diógenes: - Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey.

EL KIMONO

Imagen
Voy a contar la historia de Ikyu, un célebre monje. Ikyu significa reposo, descanso. Era hijo del emperador. Lo confió a un templo, pero todo el mundo sabía que era un príncipe. Más tarde llegó a ser abad del templo más bello de Kioto, e introdujo la ceremonia del té, de la que es fundador. Su kimono estaba deshilachado como el de un mendigo. Un día, un hombre rico lo invitó a una ceremonia conmemorativa por sus antepasados. Ikyu se presentó en la mansión vestido como un mendigo, porque vivía muy pobremente, y los criados, tomándolo por un pordiosero, lo echaron. Entonces Ikyu volvió al templo y, por primera vez, se puso un precioso kimono violeta. Vestido así, se dirigió a la casa del hombre rico, donde lo estaban esperando. Allí recitó sus oraciones. Cuando terminó la ceremonia se dirigió al comedor y los criados pusieron manjares deliciosos ante él. Su mesa estaba llena de platos. Entonces, Ikyu dobló su kimono. "Tendrá ganas de beber", pensaron los

EL PARAGUAS

Imagen
Los campos estaba secos por la falta de lluvia. Las hojas pálidas colgaban de las ramas. La hierba había desaparecido del prado. La gente estaba nerviosa, mientras miraba al cielo, siempre azul. Pasaban las semanas cada vez más ardientes. Hacía meses que no caía u verdadero aguacero. El párroco organizó una hora de oración en la plaza del pueblo, delante de la iglesia, para pedir la gracia de la lluvia. A la hora establecida, la plaza estaba llena de gente, ansiosa pero llena de esperanza. Muchos habían llevado objetos que testimoniaban su fe. El párroco miraba admirado las Biblias, las cruces, los rosarios,... Pero no podía apartar los ojos de una niña sentada en primera fila, sobre las rodillas tenía un paraguas.