LA RATONERA
Con gran preocupación vio el ratón que el dueño de la hacienda había comprado una ratonera: ¡había decidido matarlo! Comenzó a alertar a todos los otros animales: –¡Cuidado con la ratonera! ¡Cuidado con la ratonera! La gallina, al oír los gritos, le dijo que se callara: –Mi querido ratón, sé que para ti eso es un problema, pero a mí no me puede afectar en absoluto. Así que no armes tanto escándalo. El ratón fue a hablar con el cerdo, que, al ver su sueño interrumpido, se sintió molesto. –¡Hay una ratonera en la casa! –Entiendo tu preocupación, y me solidarizo contigo –respondió el cerdo–. Por lo tanto, te prometo que te tendré presente en mis oraciones esta noche; más no puedo hacer por ti. Más solitario que nunca, el ratón fue a pedir ayuda a la vaca. –Mi querido ratón, ¿qué tengo yo que ver con eso? ¿Has visto alguna vez que una vaca haya muerto en una ratonera? Al ver que no conseguía la solidaridad de nadie, el ratón volvió a su casa de la hacienda, se escondió en