PLEGARIA DEL ANCIANO





Dichosos los que me miran con simpatía.

Dichosos los que comprenden mi lento caminar.

Dichosos los que hablan en voz alta para minimizar mi sordera.

Dichosos los que estrechan con calor mis manos temblorosas.

Dichosos los que se interesan por mi ya lejana juventud.

Dichosos los que no se cansan de escuchar las historias que con frecuencia repito.

Dichosos los que comprenden mi falta de cariño.

Dichosos los que me regalan parte de su tiempo.

Dichosos los que se acuerdan de mi soledad.

Dichosos los que me acompañan en los días tristes y de sufrimiento.

Dichosos los que alegran mis días…

Cuando entre en la vida sin fin me acordaré de ellos ante el Señor Jesús.

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