EL CENTAURO
Había una vez un centauro que, como todos los centauros, era mitad hombre y mitad caballo.
Una tarde, mientras paseaba por el prado, le entró hambre y se preguntó:
- ¿Qué comeré, una hamburguesa o un fardo de alfalfa?
Como no pudo decidirse, se quedó sin comer.
Más tarde el centauro quiso dormir.
- ¿Dónde dormiré? - pensó - ¿En el establo o en un hotel?
Como tampoco pudo decidirse, se quedó sin dormir.
Sin comer y sin dormir..., el centauro enfermó.
- ¿A quién llamaré? ¿A un médico o a un veterinario?
Y sin poder decidir a quién llamar, el centauro murió.
La gente del pueblo se acercó al cadáver y sintió pena.
- Hay que enterrarlo - dijeron - pero, ¿dónde, en el cementerio del pueblo o en el campo?
Y como no terminaban de decidirse, lo dejaron enterrado en el prado y se lo comieron los buitres.
Una tarde, mientras paseaba por el prado, le entró hambre y se preguntó:
- ¿Qué comeré, una hamburguesa o un fardo de alfalfa?
Como no pudo decidirse, se quedó sin comer.
Más tarde el centauro quiso dormir.
- ¿Dónde dormiré? - pensó - ¿En el establo o en un hotel?
Como tampoco pudo decidirse, se quedó sin dormir.
Sin comer y sin dormir..., el centauro enfermó.
- ¿A quién llamaré? ¿A un médico o a un veterinario?
Y sin poder decidir a quién llamar, el centauro murió.
La gente del pueblo se acercó al cadáver y sintió pena.
- Hay que enterrarlo - dijeron - pero, ¿dónde, en el cementerio del pueblo o en el campo?
Y como no terminaban de decidirse, lo dejaron enterrado en el prado y se lo comieron los buitres.
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