LA ARENA
Jorge,
un chico de trece años, paseaba con su madre por la playa
─ Mamá, ¿cómo se hace para conservar un amigo?
La madre se paró a pensar durante un momento y se agachó para tomar un puñado de arena en cada mano.
─ Mamá, ¿cómo se hace para conservar un amigo?
La madre se paró a pensar durante un momento y se agachó para tomar un puñado de arena en cada mano.
Levantando una
de ellas, la cerró fuerte. La arena se escapaba entre los dedos y, cuando volvió
a abrir la mano, estaba vacía.
La otra mano la mantenía bien abierta, y seguía llena de arena.
─ Comprendo ─ exclamó, asombrado, Jorge.
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