EL OSO
Había una vez un oso llamado Yamike que vivía tranquilamente en ungran bosque lleno de animales de muchas especies.
Yamike era el animal más fuerte del lugar.
Un día vinieron aterrorizados todos los cievos pidiéndole ayuda y protección, porque un grupo de hombres había entrado en el bosque con la intención de llevárselos a todos al zoológico.
Pero Yamike, mientras comía su ración de miel silvestre sacada de un panal de abejas, les dijo indiferente:
- ¿Y a mí qué? Yo no soy un ciervo, este es vuestro problema. Estoy demasiado ocupado buscando mi alimento.
Pasados unos días, todos los ciervos fueron capturados y llevados al zoológico de la gran ciudad.
Poco tiempo después, todas las nutrias fueron corriendo a Yamike pidiendo auxilio, porque los hombres querían cazarlas para arrancarles la piel y fabricar abrigos de pieles.
Pero el oso, mientras trataba de pescar unos cuantos peces del río, les dijo:
- ¿Y a mí qué? Yo no soy una nutria, este es vuestro problema. Estoy demasiado ocupado pescando salmones para no morir de hambre.
Pasados unos días, todas las nutrias del río fueron cazadas y desaparecieron de aquel bosque.
No pasó mucho tiempo de esto cuando todas las liebres acudieron angustidas a Yamike pidiendo ayuda, poque los homres querian cazarlas para vender su sabrosa carne en los supermercados de la gran ciudad.
Pero él, mientras escarbaba su madriguera para hibernar durante el invierno, les dijo indiferente:
- ¿Y a mí qué? Yo no soy una liebre, este es vuestro problema, bastante tengo yo con construirme un cobijo para pasar el invierno.
A los pocos días, todas las liebres del bosque fueron cazadas por los hombres.
Pasó el frío invierno y llegó la primavera. Yamike salió de su madriguera bostezando y desperezándose, después de haber dormido allí durante dos meses seguidos.
Pero nada más salir, los hombres estaban esperándolo para cazarlo por sorpresa. Cayó una red sobre Yamike y quedó atrapado sin remedio.
Ahora le había tocado el turno a él. Los hombres lo querían para disecarlo y ponerlo en un museo.
El oso Yamike empezó a llorar amargamente porque si desde el principio hubiera hecho suyos el problema de los ciervos, las nutrias, las liebres,... no lo habrían tenido tan fácil los hombres para acabar con todos los animales del bosque.
Ahora no podía decir "¿Y a mí qué?"
Mensaje recibido.
ResponderEliminarRespuesta negativa, hoy y el resto de mi vida.
Desde aquel hombre que trabajaba en el ferrocarril y cuidaba sus plantas, soy consciente de todo.
Ya ha llovido bastante desde entonces, y lo que tiene que llover!
Conozco otra versión de esta historia, con personas en lugar de con animales. Gracias por recordarmela.
ResponderEliminarSaludos.
Cuéntala, por favor, que para eso estamos. Gracias por tu aportación
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