EL CAMINO
Érase
una vez un cuento de un montón de cuentos, con los personajes que todos
conocemos: Caperucita Roja, Dorothy, Alicia (la del País de las
Maravillas, ¿sabes?), la liebre y la tortuga, Hansel y Gretel, el
Flautista de Hamelín, la Sirenita…
Dorothy
recorre un camino de baldosas amarillas que lleva hasta el país de Oz,
donde todos encuentran lo que necesitan para ser mejores.
La
liebre y la tortuga, aunque recorren el mismo camino lo hacen de forma
tan distinta que nadie diría que quieren llegar al mismo lugar, ni un poco
antes o un poco después.
Hansel
y Gretel pierden su camino en el bosque y les hubiera venido estupendamente
que un flautista mágico les hubiera guiado de vuelta, lejos de la agradable
casita de chocolate.
La
Sirenita recorre su camino nadando, lógicamente
y el
de Alicia es tan mágico que llega hasta un País lleno de Maravillas, pero donde
no todo es agradable: puede perder la cabeza en cualquier momento.
Caperucita
se encuentra con engaños y distracciones.
Dorothy
con personajes sin valor, sin corazón,…
Liebre
cree que puede con todo; Tortuga, en su constancia, puede con todo.
Hansel
y Gretel lo recorren con ilusión, les espera el país de azúcar.
La
Sirenita inventa mil caminos en el agua.
Alicia
ha de hacerse pequeña, y grande, y no entender a casi ninguno de los amigos que
acompañan su paseo.
Son una metáfora de la vida misma. Cada camino representa una manera de recorrer la vida, lleno de altibajos y desafíos, pero también de oportunidades y aventuras. Cada uno conoce su camino mejor que nadie, por hay que elegir un buen calzado para transitar esta aventura, uno con el que os sintáis cómodos, que os represente, que os ayude a contar vuestra historia y os lleve lo lejos que querais llegar.
(de mi amigo Javi Burgos)
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