EL CARACOL
Un viejo loro que se había escapado de la casa revoloteaba por el jardín cuando fue a posarse en una rama, más bien bajita, de un cerezo.
Al mirar hacia abajo vio a un caracol que se arrimaba al árbol y comenzaba a subir por el tronco.
El ama del loro consiguió atraparlo y devolverlo a su jaula.
Al cabo de unos meses, en pleno invierno, un sábado de limpieza, el loro volvió a escaparse y volvió a la rama del cerezo. Allí, a unos cuantos metros de la copa del árbol, se encontró con el caracol.
- ¿Dónde vas? - le dijo el loro.
- Me gustan las cerezas - respondió el caracol - ¡Voy a comer cerezas!
- ¡Ja, ja, ja! - se carcajeaba el loro - ¿No sabes que ahora no hay cerezas? ¡Hay que esperar al verano!
- No, no hay cerezas ahora; pero seguro que para cuando yo llegue arriba, ya estarán ricas.
Estamos a punto de comenzar un nuevo curso, y el caracol nos invita a esforzarnos desde el primer día, porque cuando lleguemos a fin de curso podremos felicitarnos por el trabajo bien hecho y celebrarlo con cerezas.
ResponderEliminarel loro quedo en ridiculo y el caracol seguro que cuando llegue tendra cerezas
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