LOS AÑOS DEL HOMBRE
Cuenta la historia que Dios, después de crear el mundo, se sentó debajo de un árbol e hizo pasar a todos los seres para otorgarles los años que deberían vivir. El primero en pasar fue un burro. Dios le dijo que iba a vivir treinta años. Pero el burro al oír aquella cantidad le dijo al Señor que era excesivo, que no estaba dispuesto a vivir tanto tiempo trabajando como un burro. Al Señor le pareció adecuada la queja del burro y le concedió de vida sólo dieciocho años. Y el burro se fue contento. Luego llegó el perro. El Señor Dios le concedió también treinta años de vida. Pero el perro protestó: treinta años eran demasiado para sus patas y dientes. Le rogó a Dios que le concediera menos años. Entonces Dios se apiadó de él y le otorgó tan sólo doce años de existencia. Pasó también por delante de Dios el mono. Dios, en su infinita bondad, le otorgó treinta años de vida. Pero el mono alegó ante Dios que era mucho tiempo. Él, a fin de cuentas, tan sólo sabía hacer monerías y poco