EL HAMBRE
Había una vez un oso que era muy amante de la miel y destripaba todas las colmenas que encontraba. Pero, ¡ay!, no es fácil dar con ellas andando por el suelo, y pocas veces podía saborear el dulce manjar.
Había también un abejaruco. Es un pájaro de hermosas formas y maravilloso plumaje, lleno de tonalidades que incluyen todos los ocres, amarillos, azules y verdes, además del blanco y del negro. El dios que lo creó tenía que ser un artista además de un sabio y tomó como modelo el arco iris. Se refugian en las solanas de la Roca, al resguardo de las friuras del norte y de las heladas que hacen temblar el páramo. Los abejarucos llegan aquí en la época de las flores y nos abandonan en el tiempo de los frutos. Ya falta poco. Construyen sus nidos en galerías que excavan en el talud del río y forman poblados compuestos por muchas parejas, cada una de las cuales cuida a sus pollos en la profundidad de una larga
El abejaruco come abejas que caza al vuelo y no miel,
a diferencia del oso. Sabe localizar muy bien las colmenas, pero cuando lo ven,
las abejas se esconden de su pico en el interior de su casa. Mientras los
abejarucos rondan la colmena, las abejas no salen de ella en busca de flores, y
a los pájaros no les queda más alternativa que pasar hambre o probar suerte en
otra colmena.
El abejaruco y el oso decidieron amistarse y trabajar
juntos. El abejaruco localizaría la colmena y el oso la destriparía. Las abejas
se enhuecan a veces en grietas de rocas, donde es muy difícil conseguir la
miel. Los osos y nosotros los humanos lo tenemos algo más fácil cuando las
abejas construyen su colmena en el interior de un tronco de
árbol.
De acuerdo con el trato, después de reventar la colmena la
fiera se comería la miel y el ave las abejas. Y cerraron un pacto que sería
indestructible.
Pero los demás osos y abejarucos estaban celosos de la
amistad entre el astuto pájaro y la golosa fiera, y se propusieron acabar con
ella.
Total, que le dijeron al abejaruco que todo el mérito era
suyo, y que el oso se aprovechaba de su trabajo. Naturalmente que el oso, que
sólo quería la miel y no las abejas, no le perjudicaba en nada al abejaruco,
pero el ave terminó viendo al oso como una garrapata que se beneficiaba de su
habilidad y de su trabajo.
Al oso le dijeron que él hacía todo el esfuerzo, y que el
abejaruco se reía de él y lo ponía en ridículo delante de los otros pájaros.
»Al final, el oso y el abejaruco terminaron odiándose,
y su amistad pereció. Para satisfacción de los demás, ambos volvieron a pasar
hambre.
Había una vez un oso que era muy amante de la miel y
destripaba todas las colmenas que encontraba. Pero, ¡ay!, no es fácil dar con
ellas andando por el suelo, y pocas veces podía saborear el dulce
manjar.
Había también un abejaruco. Es un pájaro de hermosas formas
y maravilloso plumaje, lleno de tonalidades que incluyen todos los ocres,
amarillos, azules y verdes, además del blanco y del negro. El dios que lo creó
tenía que ser un artista además de un sabio y tomó como modelo el arco iris. Se
refugian en las solanas de la Roca, al resguardo de las friuras del norte y de
las heladas que hacen temblar el páramo. Los abejarucos llegan aquí en la época
de las flores y nos abandonan en el tiempo de los frutos. Ya falta poco.
Construyen sus nidos en galerías que excavan en el talud del río y forman
poblados compuestos por muchas parejas, cada una de las cuales cuida a sus
pollos en la profundidad de una larga
El abejaruco come abejas que caza al vuelo y no miel,
a diferencia del oso. Sabe localizar muy bien las colmenas, pero cuando lo ven,
las abejas se esconden de su pico en el interior de su casa. Mientras los
abejarucos rondan la colmena, las abejas no salen de ella en busca de flores, y
a los pájaros no les queda más alternativa que pasar hambre o probar suerte en
otra colmena.
El abejaruco y el oso decidieron amistarse y trabajar
juntos. El abejaruco localizaría la colmena y el oso la destriparía. Las abejas
se enhuecan a veces en grietas de rocas, donde es muy difícil conseguir la
miel. Los osos y nosotros los humanos lo tenemos algo más fácil cuando las
abejas construyen su colmena en el interior de un tronco de
árbol.
De acuerdo con el trato, después de reventar la colmena la
fiera se comería la miel y el ave las abejas. Y cerraron un pacto que sería
indestructible.
Pero los demás osos y abejarucos estaban celosos de la
amistad entre el astuto pájaro y la golosa fiera, y se propusieron acabar con
ella.
Total, que le dijeron al abejaruco que todo el mérito era
suyo, y que el oso se aprovechaba de su trabajo. Naturalmente que el oso, que
sólo quería la miel y no las abejas, no le perjudicaba en nada al abejaruco,
pero el ave terminó viendo al oso como una garrapata que se beneficiaba de su
habilidad y de su trabajo.
Al oso le dijeron que él hacía todo el esfuerzo, y que el
abejaruco se reía de él y lo ponía en ridículo delante de los otros pájaros.
»Al final, el oso y el abejaruco terminaron odiándose,
y su amistad pereció. Para satisfacción de los demás, ambos volvieron a pasar
hambre.
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