EL PUNTO ENAMORADO
Aquel punto se enamoró de una línea. Hay que comprenderlo: la veía tan alta, tan esbelta, tan longitudinal, que no podía dejar de pensar en todo su recorrido.
- Nunca despuntaré ante ella - se repetía una y otra vez - ¡Se acabó! Si no puedo ser suyo, ¡seré un punto final!
Y se decidió. Se desplazó veloz dispuesto a tirarse al pie de una letra. Y tuvo suerte,pues pasaba por allí una Y griega. La Y lo vio en tal punto de desesperación, que lo animó:
- Vamos, hombre, no te pongas así. Si en el fondo tenéis muchos puntos en común.
- ¿Tú crees? - Quedó un punto suspendido.
-Claro - abrió sus brazos la letra Y - ¿Qué es una línea, al fin y al cabo, sino una sucesión infinita de puntos?
¡Una línea infinita de puntos!. El punto se quedó helado, a punto de nieve.
La letra Y continuó:
- Tú lo que tienes que hacer es ganar puntos.
- ¿Ganar puntos?
- ¡Claro! Ganar puntos para formar la línea de salida. Para ello, hay que plantearlo bien: Tú llamas a tus amigos, que se apunten para ir contigo mañana; os ponéis uno detrás de otro, y cuando pase la línea, os acercáis. Ella os ve, se acerca, tú la requiebras, ella se quiebra y... en ese punto... nace la intersección.
- Bueno, si tú lo dices, lo intentaré.
Y el punto citó a todos sus amigos, en un punto a una hora en punto. Y los amigos llegaron puntualmente. Llegaron un sin fin de puntos y seguido, uno detrás de otro.
También llegaron algunos punto y aparte, por separado, bastante a lo suyo y manteniéndose un poco al margen.
Y un montón de puntos suspensivos, muy misteriosos ellos. Incluso vino, de muy lejos, un punto y final, con una palidez mortuoria que imponía.
Al poco llegaron, con gran ruido, alugnos puntos y comas, que dejaron a sus comas en casa, diciéndoles: "Tú comas lo que quieras, que yo llegaré tarde a cenar".
Llegaron los puntos de las interrogaciones con sus eternas preguntas: "¿Dónde nos ponemos?"; pero los puntos de las íes pusieron a cada uno en su sitio: "Un punto del derecho, un punto del revés".
También acudieron los dos puntos de la división, un poco agobiados: "A nosotros nos parte la tarde en dos, pero no podíamos dejar de venir..."
Al poco, apareció un punky, con unos pelos tiesos, buscando dónde ponerse: "Eg ke yo shoy el asterisco, ¿vale?". Pero no le dejaron ponerse, porque sólo quería llamar la atención.
De pronto llegaron un grupo de unos siete u ocho: "Pues éramos doce, pero veníamos tan deprisa que la Guardia Civil nos ha parado y nos ha quitado cuatro" Eran los puntos del carnet de conducir.
Y llegaron muchos más. Por fin, siguiendo las instrucciones de la Y, el punto enamorado les invitó a forma la línea de salida. Se pusieron a la salida del metro, por donde sabían que pasaba aquella línea. A la hora en punto, la vieron llegar,... tan esbelta, tan guardando la línea,... se quedaron embelesados mirándola. Fueron aproximándose a ella, see movían con tanta gracia que que enseguida la línea reparó en ellos.
Ella se acercó... sintió que eran líneas paralelas. El punto enamorado le hizo un requiebro con acento seductor:
- Quisiera recorrerte, punto por punto, hasta el infinito.
La línea, que no era tonta, leyó entre líneas el mensaje; entonces, se onduló, onduló,... y se quebró... Entonces todo fue una explosión de caricias equidistantes y concéntricos abrazos. Sintieron que su amor era de tal magnitud que pronto desearon formalizar la relación y, con ayuda de su amiga la Y, se convirtió en una relación copulativa. Y, desde entonces, se han multiplicado aritmética e incluso geométricamente en muchos puntos y seguidos, puntos y aparte, puntos y guiones, líneas contínuas y discontinuas.
Como es una familia tan honrada y trabajadora, todos están trabajando en la Oficina de Correos y Telégrafos, y da gusto cuando salen juntos a pasear; la gente la mira con encanto y dice con un suspiro:
-¡Ay! ¿Qué sería de nosotros sin la familia Morse?
Está buenísimo!!! Impresionante el juego de palabras, muy original! gracias por publicar y felicitaciones al quién lo escribió!
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