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Mostrando entradas de 2024

EL PAÍS CON EL "DES" DELANTE

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  Juanito Pierdedía era un gran viajero. Viaja que te viaja, llegó al país con el des delante. - ¿Pero qué clase de país es éste? - preguntó a un ciudadano que tomaba el fresco bajo un árbol. El ciudadano, por toda respuesta, sacó del bolsillo una navaja y se la enseñó bien abierta sobre la palma de la mano. - ¿Ve esto? - Es una navaja. - Se equivoca. Esto es una "desnavaja", es decir, una navaja con el des delante. Sirve para hacer crecer los lápices cuando están desgastados, y es muy útil en los colegios. - Magnífico - dijo Juanito -. ¿Qué más? - Luego tenemos el "desperchero". - Querrá decir el perchero. - De poco sirve un perchero si no se tiene un abrigo que colgarle. Con nuestro "desperchero" todo es distinto. No es necesario colgarle nada, ya está todo colgado. Si tiene necesidad de un abrigo, va allí y lo descuelga. El que necesita una chaqueta no tiene por qué ir a comprarla: va al desperchero y la descuelga. Hay el desperchero de verano y el de i

SEMBRADOR DE ÁRBOLES

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En un pueblo rodeado de altas montañas vivía un hombre entrado en años. La gente al verlo pasar se reía y burlaba de él. No tenía posesiones, ni siquiera una casa confortable donde habitar. Vestía humildemente. Nunca tuvo dueños ni amos y era libre como el viento. Este anciano ocupaba su vida sembrando semillas de árboles por doquier. Sembraba semillas de las que nunca vería ni las flores ni el fruto. Nadie le pagaba por ello; nadie se lo agradecía; nadie le animaba en su trabajo. Un día pasó por aquel lugar el Sultán de aquel país. Cabalgaba rodeado de su séquito. El Sultán deseaba contemplar directamente la situación de sus súbditos. Temía las palabras engañosas de sus ministros.  Al pasar por aquel lugar y encontrarse con el anciano le preguntó:  - «¿Qué haces, buen hombre?» El anciano le respondió:  - «Sembrando árboles, majestad». Nuevamente inquirió el Sultán:  - «¿Porqué siembras?. Estás viejo y cansado, y tus ojos no llegarán a contemplar el fruto de tus esfuerzos. Cuando brote

LA CERRADURA

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Hace mucho tiempo en la ciudad de Bagdad fue detenido un humilde cerrajero. Aunque era un buen hombre, que tan sólo se dedicaba a trabajar en el arte del hierro y a cuidar de su hermosa e inteligente mujer, la desgracia de una acusación falsa se cernió sobre él. Y fue a dar con sus huesos en las lóbregas mazmorras del Gran Sultán. Transcurridos unos meses su esposa se entrevistó con el Sultán para pedirle un favor: «Majestad, mi marido, el humilde cerrajero que vos mantenéis en prisión, siempre fue un hombre bueno y religioso. Cinco veces al día dirige su oración al Ala, el misericordioso. He tejido esta alfombra para que pueda arrodillarse sobre ella y cumplir con sus oraciones. Solicito que se la hagáis llegar» Al Gran Sultán le pareció adecuada aquella petición. Se mostró magnánimo y ordenó que la alfombra tejida por la mujer le fuera entregada al preso. Un año después el cerrajero conseguía huir de la prisión donde había sido condenado injustamente... Cuando sus amigos le preguntab

LA PRIMAVERA

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  Cuando paseo por algún parque, en estos días de primavera, siento y me emociono con el despertar de la vida: las lilas, los celindos, los castaños en flor; el canto del mirlo, del herrerillo, del petirrojo; los largos atardeceres, la luz nítida e intensa de la mañana. Todo es nuevo, exuberante, vivo. Aunque se repita cada año siempre sorprende, conmueve e inspira. No me pasa lo mismo con el mundo al que siento gastado y decadente. El mundo necesita una nueva primavera. Una primavera de nuevos y fecundos brotes, de cantos y amaneceres que nos despierten; de intensa y clara luz que nos cure la ceguera. Necesitamos  recuperar las estaciones o fases de la vida: Que nuestros niños vivan, plenamente, la infancia, sin ser empujados a la precocidaz que se percibe en muchos ambientes. Que los jóvenes se rebelen ante tantos modos y modas perniciosos. Que sean la savia viva que renueve e impulse una nueva convivencia, un nuevo orden, un nuevo pensar, un nuevo se

EL HAMBRE

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Había una vez un oso que era muy amante de la miel y destripaba todas las colmenas que encontraba. Pero, ¡ay!, no es fácil dar con ellas andando por el suelo, y pocas veces podía saborear el dulce manjar.    Había también un abejaruco. Es un pájaro de hermosas formas y maravilloso plumaje, lleno de tonalidades que incluyen todos los ocres, amarillos, azules y verdes, además del blanco y del negro. El dios que lo creó tenía que ser un artista además de un sabio y tomó como modelo el arco iris. Se refugian en las solanas de la Roca, al resguardo de las friuras del norte y de las heladas que hacen temblar el páramo. Los abejarucos llegan aquí en la época de las flores y nos abandonan en el tiempo de los frutos. Ya falta poco. Construyen sus nidos en galerías que excavan en el talud del río y forman poblados compuestos por muchas parejas, cada una de las cuales cuida a sus pollos en la profundidad de una larga  El abejaruco come abejas que caza al vuelo y no miel, a diferencia del oso. S

LA RANA Y EL ESCORPIÓN

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  El escorpión le pidió a la rana que lo cargara para cruzar el río, la rana le dijo: —¿Cómo sé que no me picarás? El escorpión respondió:   —Porque haría que ambos nos ahogáramos. La rana aceptó; y a la mitad del río el escorpión picó a la rana. Cuando la rana le preguntó: —¿Por qué?, si los dos vamos a morir; el escorpión respondió: —Es mi naturaleza. — Dijo, saltando y perdiéndose en la orilla. Un saltamontes, que lo había visto todo, preguntó a la rana: —Amiga rana, ¿por qué has ayudado al escorpión, sabiendo que tu vida corría peligro? —Es mi naturaleza. — Dijo, yendo a morir entre la hierba.

LOS AÑOS DEL HOMBRE

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  Cuenta la historia que Dios, después de crear el mundo, se sentó debajo de un árbol e hizo pasar a todos los seres para otorgarles los años que deberían vivir. El primero en pasar fue un burro. Dios le dijo que iba a vivir treinta años. Pero el burro al oír aquella cantidad le dijo al Señor que era excesivo, que no estaba dispuesto a vivir tanto tiempo trabajando como un burro. Al Señor le pareció adecuada la queja del burro y le concedió de vida sólo dieciocho años. Y el burro se fue contento. Luego llegó el perro. El Señor Dios le concedió también treinta años de vida. Pero el perro protestó: treinta años eran demasiado para sus patas y dientes. Le rogó a Dios que le concediera menos años. Entonces Dios se apiadó de él y le otorgó tan sólo doce años de existencia. Pasó también por delante de Dios el mono. Dios, en su infinita bondad, le otorgó treinta años de vida. Pero el mono alegó ante Dios que era mucho tiempo. Él, a fin de cuentas, tan sólo sabía hacer monerías y poco

DESEOS DEL ANCIANO

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  Entre las pertenencias de un anciano que acababa de fallecer, se halló un escrito hecho a mano, anotado sobre una hoja de cuaderno. El texto estaba dirigido a sus hijos y nietos, y decía así: «El día que esté viejo y ya no sea el mismo, ten paciencia y compréndeme. Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide cómo atarme mis zapatos, recuerda las horas que pase enseñándote a hacer estas mismas cosas. Si cuando conversas conmigo te repito mil veces las mismas historias, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos y te dormías. Cuando estemos reunidos y sin querer haga mis necesidades, no te avergüences y compréndeme que no tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarme. Piensa cuántas veces te ayude y estuve paciente a tu lado esperando a que terminaras para limpiarte. No me reproches porque no quiera bañarme. Recuerda las veces que te perseguía, y los pretextos que inventaba para hac

LA ALEGRÍA

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  Atardecía sobre la superficie tranquila de las aguas del río. El maestro de la sabiduría, tras una larga jornada, se hallaba reunido con sus discípulos en la ribera. Contemplaban absortos la belleza de aquel momento. Fue entonces cuando un discípulo rogó al maestro que explicara qué caminos había seguido para hallar a Dios. El maestro de la sabiduría dijo: «Fue Dios quien me condujo hasta Él. Me tomó de la mano y fue haciéndome pasar por países diversos, hasta llevarme al corazón de su misterio» El discípulo siguió preguntando: «Maestro, ¿qué países te hizo recorrer Dios?» El maestro explicó: «Primeramente Dios me llevó de la mano al País de la Acción , donde permanecí largos años trabajando sin descanso, haciendo buenas obras por los demás. Luego volvió a tomarme el Señor y me condujo al País de la Aflicción. Allí viví hasta que mi corazón quedó purificado por el sufrimiento y el dolor. Pasados unos años me introdujo en el País del Amor. En él aprendí a dejar el pesado

AMIGOS

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  Hace ya muchísimos años hubo tres animales que estaban unidos por una amistad verdadera. Cierta noche el ciervo tuvo la mala suerte de caer en la trampa de un cazador. Intentó escapar de la red que retenía su libertad, pero sus cuernos y pezuñas no le servían de nada. Entonces gritó llamando a su amiga la tortuga. La tortuga lenta, pero segura, llegó a donde estaba prisionero su amigo el ciervo. Cuando se dio cuenta del problema comenzó a trabajar. Con su pequeña boca comenzó a cortar todas las mallas de la red. Pero el cazador que había colocado la red se levantó muy de mañana. Tomó su arco y sus flechas y se dirigió al bosque para ver si algún animal había caído en la trampa. El pájaro, amigo del ciervo, observó desde la altura cómo el cazador se dirigía hacia el engaño que había colocado. El pájaro vio que la tortuga todavía no había concluido su trabajo. Entonces se puso a revolotear alrededor del cazador, describiendo círculos, fingiendo que estaba herido. El cazador cen

LA CUATRO ESPOSAS

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  Hubo hace mucho tiempo un rey que tenía cuatro esposas. Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Sólo le daba lo mejor. También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la llevaba consigo cuando visitaba los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro. También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles. La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. Sin embargo, él no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, apenas si el se fijaba en ella. Un día, el rey enfermó gravemente y se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y caviló: -Ahora

SAN MAXIMILIANO KOLBE

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  Llegan a Cracovia terribles noticias acerca de   lo que sucede en el campo de concentración de Oswiecim llamado «Auschwitz» por los alemanes. Ha sido en las Navidades de 1941 cuando las familias polacas van conociendo la historia increíble de cómo murió el padre Kolbe... Vino la guerra. Los sicarios de la Gestapo cazaron al padre Kolbe. De la prisión de Pawiak lo pasaron al infierno de Auschwitz. Lo tatuaron con el número 16.670, y le asignaron un sitio en el bloque 17 destinado a trabajos forzados: sufrió como sus compañeros humillaciones, golpes, insultos, mordiscos de los perros, chorros de agua helada cuando estaba devorado por la fiebre, sed y hambre, idas y venidas arrastrando cadáveres desde las celdas al horno crematorio. Auschwitz era la antesala del infierno. Convertido en una piltrafa, Kolbe fue colocado unas semanas en el bloque 12, de los inválidos, para «reponerse». Luego pasó al bloque 14. Pertenecía al 14 el día en que un prisionero se fugó. El comandante del ca

EL DRAGÓN

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  (dibujo de Ainhoa Masip, ainhoa.paint en instagram) La gran afición del aristócrata Ye venía probablemente de su nacimiento. Según el Zodiaco chino, vino al mundo cuando reinaba el signo más fuerte de los doce animales que conforman el horóscopo chino. Nació en el año del Dragón. Adoraba ese signo legendario como algo propio de su existencia. Los techos de su residencia se remataban con dragones tallados. Todos los muebles de la casa estaban decorados con imágenes de ese animal omnipotente. Su fabulosa colección de figuras de dragón era indudablemente la mejor de todo el imperio. y como si la profusa presencia del animal en su casa no fuera suficiente, adornó todas sus prendas con bordados o estampaciones de dragón, se casó con una mujer del mismo signo, doce años más joven que él, eligió la servidumbre únicamente entre las doncellas nacidas con el mismo signo de su preferencia. Dragón, dragón, todo dragón. Cuando el Dragón celeste, que vivía en el cielo, se enteró de su gran afición

LA CEBOLLETA

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Había una vez una vieja avara, que había vivido para sí, amasando una fortuna que nunca llegó a disfrutar, como les pasa a todos los avaros. No había ayudado casi en toda su vida a nadie, aunque por su puerta habían pasado muchos necesitados. Y así, poco a poco, durante toda su existencia, aquella vieja, que nunca, desde que creció, había dejado de ser vieja, se fue quedando sola, y murió, como morimos todos. Bueno, no exactamente como morimos todos: ella murió desesperada porque no se podía llevar consigo nada de lo que poseía. Y llegó a las puertas del cielo. Allí la recibieron con los brazos abiertos, pero claro, le pidieron la entrada. Y la vieja, que venía enfadadísima por no haber podido traer siquiera un real en los bolsillos, dijo que no tenía nada con lo que pagar. Entonces le enseñaron un cartel que había junto a la puerta: “Lo que hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis. Firmado: Jesucristo, el Hijo de Dios”. Así que, le dijeron, la entr

SIEMPRE SE HA HECHO ASÍ

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Un día, un becerro tuvo que atravesar un bosque virgen para volver a su pastura. Siendo animal irracional, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas. Al día siguiente, un perro que pasaba por allí usó ese mismo sendero para atravesar el bosque. Después fue el turno de un carnero, líder de un rebaño, que, viendo el espacio ya abierto, hizo a sus compañeros seguir por allí. Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese sendero: entraban y salían, giraban a la derecha, a la izquierda, descendían, se desviaban de obstáculos, quejándose y maldiciendo, con toda razón. Pero no hacían nada para crear una nueva alternativa. Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en un amplio camino donde los pobres animales se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas una distancia que podría haber sido vencida en treinta minutos, si no hubieran seguido la vía abierta por el becerro. Pasaron muchos años y el camino se convirtió en la calle pr

EL ZOOLÓGICO

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  Un  ermitaño se quejaba muchas veces que tenía demasiado quehacer. La gente no entendía cómo era posible que tuviera tanto trabajo en su desierto. A lo que les contestó: - Tengo que domar a dos halcones, entrenar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar una serpiente, cargar un asno y someter a un león". - No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives. ¿Dónde están todos estos animales? Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron: - Estos animales los llevamos dentro: Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que entrenarlos para que sólo se lancen sobre presas buenas... ¡SON MIS OJOS! Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan. Tengo que entrenarlas para que sólo se pongan al servicio y ayuden sin herir... ¡SON MIS MANOS! Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las situaciones difíciles. Tengo que enseñarles a estar quietos aunque haya un

LA CANASTA VACÍA

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  La esposa del Faraón de Egipto tuvo un parto de cinco hijos, cuatro de ellos varones y una niña. Tras el parto, la esposa del faraón, murió. Pasados los años y crecidos sus hijos, el Faraón se enfrentó al dilema de escoger a su sucesor. Dado que todos habían nacido en el mismo parto, no había un primogénito. Consultó con el Consejo de Ancianos y   citó a sus hijos -incluida la hija- y les dijo: -Tenéis seis meses para plantear el proyecto más beneficioso para Egipto, quién así lo haga será elegido mi sucesor. Seis meses después los cinco hijos se congregaron en el Salón del Faraón portando los varones gran cantidad de maquetas y planos, y la hija una canasta vacía. El Faraón escuchó los Proyectos... cada cual superaba al anterior: Caminos, canales de riego, silos par las cosechas de cereal, pirámides... Sin embargo, al llegar el turno a la hija ésta mostró su canasta vacía y dijo: -Padre, yo traigo una canasta vacía que hoy vale tanto como los proyectos que has visto. N