LA PERLA
Había una vez una princesa muy hermosa, hija de un gran rey, que tenía muchos siervos y lindos vestidos. Lucía en su cabello las más ricas perlas preciosas y prendía en sus velos relucientes monedas de oro y de plata. Parecía tenerlo todo y aquello que no tenía se lo pedía a su padre y éste, un bondadoso anciano de barba blanca, mandaba a sus criados a lejanos países a conseguir lo que ella deseara. Pero, a pesar de estar rodeada de tanto amor y riqueza, la niña estaba triste porque le faltaba una perla única y muy preciosa. Un mercader venido de Oriente le había dicho que un sultán muy poderoso conservaba en su palacio esta maravillosa perla que decía que hacía feliz a todos los que la contemplaban. Su padre, el rey, le dijo que era totalmente imposible conseguir tan preciada perla; ni siquiera pagando al sultán con todo su reino podría obtenerla, porque andaba en continuas y cruentas guerras contra ese monarca. Entonces la princesa lloró amargamente porque que