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EL ZOOLÓGICO

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  Un  ermitaño se quejaba muchas veces que tenía demasiado quehacer. La gente no entendía cómo era posible que tuviera tanto trabajo en su desierto. A lo que les contestó: - Tengo que domar a dos halcones, entrenar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar una serpiente, cargar un asno y someter a un león". - No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives. ¿Dónde están todos estos animales? Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron: - Estos animales los llevamos dentro: Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que entrenarlos para que sólo se lancen sobre presas buenas... ¡SON MIS OJOS! Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan. Tengo que entrenarlas para que sólo se pongan al servicio y ayuden sin herir... ¡SON MIS MANOS! Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las situaciones difíciles. Tengo que enseñarles a estar quietos aunque haya un

LA CANASTA VACÍA

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  La esposa del Faraón de Egipto tuvo un parto de cinco hijos, cuatro de ellos varones y una niña. Tras el parto, la esposa del faraón, murió. Pasados los años y crecidos sus hijos, el Faraón se enfrentó al dilema de escoger a su sucesor. Dado que todos habían nacido en el mismo parto, no había un primogénito. Consultó con el Consejo de Ancianos y   citó a sus hijos -incluida la hija- y les dijo: -Tenéis seis meses para plantear el proyecto más beneficioso para Egipto, quién así lo haga será elegido mi sucesor. Seis meses después los cinco hijos se congregaron en el Salón del Faraón portando los varones gran cantidad de maquetas y planos, y la hija una canasta vacía. El Faraón escuchó los Proyectos... cada cual superaba al anterior: Caminos, canales de riego, silos par las cosechas de cereal, pirámides... Sin embargo, al llegar el turno a la hija ésta mostró su canasta vacía y dijo: -Padre, yo traigo una canasta vacía que hoy vale tanto como los proyectos que has visto. N

MADRE E HIJO

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Una madre y su hijo iban a cruzar un río. Entonces la madre dijo: - Hijo, coge mi mano. El niño respondió: - No mami, coge tú mi mano mejor. La madre preguntó: - Hijo, ¿y cuál es la diferencia? El niño respondió temerosamente: - Si algo me pasas mientras cruzamos, seguramente yo suelte tu mano... Pero si tú tomas la mía, estoy seguro de que pase lo que pase, ¡no me soltarás!  

LAS CODORNICES

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La más triste de las desgracias se había cernido sobre una bandada de codornices que merodeaba los alrededores de un pueblo. Con frecuencia, cuando se hallaban posadas y sosegadas sobre el suelo, las redes de los cazadores descendían sobre ellas como negros nubarrones repletos de desventura. Cientos de codornices perdían la libertad y la vida a manos de campesinos que las vendían en el mercado. El color pardo de su plumaje se hizo más y más triste, a medida que la muerte caía sobre ellas. Tenía esta bandada de codornices una reina sabia y buena que tan sólo se preocupaba de ofrecer consejos útiles a su pueblo. Un buen día reunió en torno a sí a la bandada y le habló con pausada voz: - He estado reflexionando sobre el mal que acaece a nuestro pueblo y conozco un remedio contra él: la solidaridad. Las codornices se miraron unas a otras, sin atinar a comprender el alcance de tales palabras. La reina prosiguió: - Cuando descienda sobre vosotras la aciaga red, no comencéis a chill

MAMÁ CIERVA

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  Los bosques que rodeaban la ciudad se convirtieron en el hogar de los ciervos. Allí vivían felices en torno a su guía, un ciervo majestuoso y dotado de un dorado pelaje que le hacía inconfundible. En aquella ciudad vivía un rey con toda su corte. Y era su diversión favorita cacerías sin fin, que diezmaban ciervos y cervatillos. Los perniciosos efectos de estas cacerías no sólo los sufrían los ciervos, sino también los pobres campesinos, que veían cómo los cascos de los caballos reales pisoteaban sus mejores sembrados, destruyendo la esperanza de futuras cosechas. Los campesinos terminaron por decir: - Ya que no podemos alejar al rey de nuestros sembrados, alejemos a los ciervos, que son la causa por la que el rey y sus cortesanos destrozan nuestros huertos. Los campesinos, provistos de troncos huecos y sonajeros de piel curtida, lograron que los ciervos que habitaban el bosque, fueran a morar a los jardines de palacio. Y así fue cómo los campesinos liberaron sus cultivos de l

EL GRAN MONO

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Un gran mono, jefe y guía de una manada, tenían su hogar sobre un gigantesco árbol, que crece solitario donde el bosque limita con un río de aguas tranquilas. La amistad y solidaridad eran ley común para aquel grupo de animales, que encontraba en el bosque todo lo necesario para vivir y crecer. El descomunal árbol que les servía de cobijo tenía unas frutas deliciosas que desconocían las personas. Por este motivo el mono grande que guiaba la manada les había dicho en repetidas ocasiones: - Cuidad que ninguna fruta de nuestro árbol caiga al río. Si esto ocurre, la corriente la llevará hacia abajo, donde se halla la ciudad de los hombres. Ellos, al probarla, se apresurarán a venir hasta aquí y terminarán los días de paz y armonía que disfrutamos. Así lo hicieron, poniendo el mayor de los cuidados, día y noche; vigilando atentamente para que ninguna fruta se sumergiera en las mansas aguas. Pero una fatídica noche, mientras todos dormían, una de aquellas frutas fue a caer al río... y

PLEGARIA DEL ÁRBOL

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Amigo. reflexiona: Yo soy la madera de tu cuna,la tabla de tu mesa, la puerta de tu casa. Soy el mango de tus herramientas y el bastón de tu vejez.  Yo soy también el fruto que te nutre y te regala.  La sombra protectora que te cobija de los ardores del estío,  el refugio bondadoso de los pajarillos que alegran con sus cantos tu despertar y que limpian de insectos tus campos y cultivos . Soy señal en la montaña,lindero en los caminos, pararrayos en las llanuras. Soy la madera de tu barca, la leña de tu fuego, las vigas de tu techumbre. Y por último, recuerda:  Soy también la cruz por la cual fuiste redimido. Tú que me miras en este instante,  tú que me plantaste y regaste con amor, tú que me has contemplado tantas veces..... óyeme bien. mírame bien y defiendeme de la mano enemiga.