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Mostrando entradas de 2012

EL PUENTE

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Cuentan que aquel reino era muy rico y próspero. La gente vivía con más de lo que necesitaba, el lujo y el derroche era lo más común en los pueblos y ciudades de aquel lugar. Sus habitantes sólo vivían para trabajar y ganar más riquezas, para así tener más cosas que les hicieran alcanzar la felicidad, pero como nunca la alcanzaban, siempre estaban trabajando para ganar más riquezas. Toda aquella prosperidad fue posible gracias a la inteligencia y el trabajo sin descanso, de día y de noche, de uno de los ministros del Rey, el más fiel de sus servidores. Su manera de organizar y dirigir la economía del reino hizo que este fuera el más rico de todos los reinos. El Rey estaba muy satisfecho con él, y le apreciaba tanto, que lo quería como a uno de sus hijos. Entre otras muchas cosas, le había regalado uno de los más lujosos palacios donde vivir, y cualquier cosa que deseara, por costosa que fuera, la tenía al instante. Pero una mañana el ministro del Rey se encontró

LA VIDA

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    Ya perdoné errores casi imperdonables. Intenté sustituir personas insustituibles y olvidar personas inolvidables. Ya hice cosas por impulso, ya me decepcioné de personas que pensé que nunca me decepcionarían, pero también yo decepcioné a alguien. Ya abracé para proteger. Ya reí cuando no podía. Ya hice amigos eternos. Ya amé y fuí amado, pero también ya fuí rechazado. Ya fuí amado y no supe amar. Ya grité y salté de tanta felicidad. Ya viví de amor e hice juramentos eternos, pero fallé muchas veces. Ya lloré oyendo música y viendo fotos. Ya llamé sólo para escuchar una voz. Ya me apasione por una sonrisa. Ya pensé que me moriría de tanta tristeza. Tuve miedo de perder a alguien especial (y acabé perdiéndolo) ¡Mas sobreviví! ¡Y todavía vivo! No paso por la vida..., y usted también no debería pasar. ¡¡¡VIVA!!! Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida con pasión, perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve. Y

LAS VACAS

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    Dos amigos marineros viajaban en un buque carguero por todo el mundo, y andaban todo el tiempo juntos. Así que esperaban la llegada a cada puerto para bajar a tierra, encontrarse con mujeres, beber y divertirse. Un día llegan a una isla perdida en el Pacífico, desembarcan y se van al pueblo para aprovechar las pocas horas que iban a permanecer en tierra. En el camino se cruzan con una mujer que está arrodillada en un pequeño río lavando ropa. Uno de ellos se detiene y le dice al otro que lo espere, que quiere conocer y conversar con esa mujer. El amigo, al verla y notar que esa mujer no es nada del otro mundo, le dice que para qué si en el pueblo seguramente iban a encontrar chicas más lindas, más dispuestas y divertidas. Sin embargo, sin escucharlo, el primero se acerca a la mujer y comienza a hablarle y preguntarle sobre su vida y sus costumbres. Cómo se llama, qué es lo que hace, cuantos años tiene, si puede acompañarlo a caminar por la isla. La mujer escucha

EL DESEO

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El Señor Vishnú estaba tan harto de las continuas peticiones de su devoto que un día se apareció a él y le dijo: - He decidido concederte las tres cosas que desees pedirme. Después no volveré a concederte nada más. Lleno de gozo, el devoto hizo su primera petición sin pensárselo dos veces. Pidió que muriera su mujer para poder casarse con una mejor. y su petición fue inmediatamente atendida. Pero cuando sus amigos y parientes se reunieron para el funeral y comenzaron a recordar las buenas cualidades de su difunta esposa, el devoto cayó en la cuenta de que había sido un tanto precipitado. Ahora reconocía que había sido absolutamente ciego a las virtudes de su mujer. ¿Acaso era fácil encontrar otra mujer tan buena como ella? De manera que pidió al Señor que la volviera a la vida, con lo cual sólo le quedaba una petición que hacer. Y estaba decidido a no cometer un nuevo error, porque esta vez no tendría posibilidad de enmendarlo. Y se puso a pedir consejo a los demás. Alg

PLEGARIA DEL ANCIANO

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Dichosos los que me miran con simpatía. Dichosos los que comprenden mi lento caminar. Dichosos los que hablan en voz alta para minimizar mi sordera. Dichosos los que estrechan con calor mis manos temblorosas. Dichosos los que se interesan por mi ya lejana juventud. Dichosos los que no se cansan de escuchar las historias que con frecuencia repito. Dichosos los que comprenden mi falta de cariño. Dichosos los que me regalan parte de su tiempo. Dichosos los que se acuerdan de mi soledad. Dichosos los que me acompañan en los días tristes y de sufrimiento. Dichosos los que alegran mis días… Cuando entre en la vida sin fin me acordaré de ellos ante el Señor Jesús.

EL TIEMPO

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Tómate tiempo para trabajar, es el precio del éxito. Tómate tiempo para pensar, es la fuente de todo poder. Tómate tiempo para leer, es la base de la sabiduría. Tómate tiempo para la amistad, es el camino de la felicidad. Tómate tiempo para soñar, es como enganchar tu vagón a una estrella. Tómate tiempo para jugar, es el secreto de la eterna juventud. Tómate tiempo para amar y ser amado, es la razón de ser y el privilegio del ser humano. Tómate tiempo para mirar a tu alrededor, el día es demasiado corto para ser egoísta. Tómate tiempo para sonreír, es la música del alma.   (Marilyn von Sanvant)

EL AMIGO

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No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores; pero puedo escucharte y compartirlo contigo. No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro; pero cuando me necesites estaré junto a ti. No puedo evitar que tropieces; pero puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas. Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos; pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz. No juzgo las decisiones que tomas en la vida; me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides. No puedo trazar límites dentro de los cuales debes actuar; pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer. No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parta el corazón; pero puedo llorar contigo y recoger los trozos para armarlo de nuevo. No puedo decirte quién eres ni quién deberías ser; solamente pudo quererte como eres y ser tu amigo. (Jorge Luis Borges)

EL VASO

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El Maestro repetía una y otra vez a los novicios: - Vaciaos, vaciaos. Los muchachos, desconfiaban de tanta “vaciedad”. Un día, les mandó traer a cada uno un vaso lleno de agua. - Ahora vais a hacer algo muy simple. Golpead los vasos con cualquier objeto. Quiero escuchar el sonido, la música capaz de brotar de vuestros vasos. Los novicios golpearon los vasos. De los mismos no brotó más que un feo sonido sordo y nada musical. Entonces el Maestro dijo: - Ahora, vaciad los vasos y repetid la operación. Así lo hicieron. Vaciados los vasos, golpearon en ellos y surgió un sonido vivo, intenso, musical. Los muchachos miraron al Maestro, y éste les dijo: - Vaso lleno no suena, mente atiborrada no ilumina.