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Mostrando entradas de septiembre, 2012

EL TREN

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    La vida no es más que un viaje por tren: repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques, y profundas tristezas en otros. Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas las cuales creemos que siempre estarán con nosotros en este viaje: nuestros padres. Lamentablemente la verdad es otra. Ellos se bajarán en alguna estación dejándonos huérfanos de su cariño, amistad y su compañía irreemplazable. No obstante esto no impide que se suban otras personas que serán muy especiales para nosotros. De las personas que toman este tren, habrá también los que lo hagan como un simple paseo. Otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje… Y habrá otros que, circulando por el tren, estarán siempre listos en ayudar a quien lo necesite. Muchos al bajar, dejan una añoranza permanente… Otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon el asiento. Es curioso constatar que

EL BARRO

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    Un caminante encontró un trozo de barro tan aromático que su perfume llenaba toda la casa. - ¿Quién eres tú? - No soy más que un trozo de barro. - Entonces, ¿cómo tienes ese aroma tan maravilloso? - Amigo, te voy a revelar un secreto: he estado viviendo junto a una rosa.

LA ROSA

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    El poeta vivió muchos años en París. En compañía de una amiga francesa iba todos los días a la Universidad por una calle muy frecuentada. Allí, en un rincón, encontraba sin falta a una pobre mendiga que pedía limosna a los viandantes. La viejecita, como una estatua, sentada en su nicho habitual, permanecía imovil, tendida la mano y fijos los ojos en el suelo. El poeta nunca le daba nada, al contrario que su compañera, que casi siempre dejaba caer en su mano alguna moneda. Un día la joven, maravillada por la actitud del poeta, le preguntó: - ¿Por qué no le das nunca nada a esa pobrecilla? - Creo que hemos de darle algo a su corazón, no a sus manos -respondió el poeta. Al día siguiente, el poeta llevó una espléndida rosa entreabierta, la puso en la mano de la mendiga e hizo ademán de continuar. Entonces sucedió algo inesperado: la mendiga alzó las manos, miró al poeta, se levantó del suelo con mucho trabajo, tomó la mano del hombre y la besó. Acto seguido, s

LA VACA

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Hace mucho tiempo, la ciudad francesa de Carcasona sufrió un durísimo asedio y sus habitantes se quedaron sin nada que comer. El hambre y las enfermedades mataron a mucha gente, y las pocas personas que quedaban con vida comenzaron a desesperarse. El alcalde de la ciudad reunió entonces en la plaza mayor a todos los vecinos y les habló así: -            Amigos, nuestras provisiones se han agotado. No tenemos más remedio que rendirnos. Las palabras del alcalde causaron una profunda conmoción, y todos guardaron silencio. De pronto, una anciana que se encontraba entre la multitud exclamó furiosa: -            ¿Rendirnos? ¡De ninguna manera! No podemos consentirlo. Tenemos que intentar algo. Escuchad: yo tengo un plan. Si hacéis lo que os diga, la ciudad se salvará. El alcalde se quedó muy sorprendido por la seguridad con la que se expresaba aquella mujer y decidió que valía la pena escuchar su propuesta. -            Bien. Dinos qué necesitas para llevar a cabo t

LA TAZA

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    Se cuenta que alguna una vez, en Inglaterra, existía una pareja que gustaba de visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres. Una de sus tiendas favoritas era una en donde vendían vajillas antiguas. En una de sus visitas a la tienda vieron una hermosa tacita. - "¿Me permite ver esa taza?", preguntó la Señora, "nunca he visto nada tan fino como eso!" En cuanto tuvo en sus manos la taza, escuchó que la tacita comenzó a hablar. - "Usted no entiende! Yo no siempre he sido esta taza que usted está sosteniendo! Hace mucho tiempo yo sólo era un montón de barro amorfo. Mi creador me tomó entre sus manos y me golpeó y me amoldó cariñosamente. Llegó un momento en que me desesperé y le grité: "Por favor!! Ya déjame en Paz!". Pero sólo me sonrió y me dijo: "aguanta un poco más, todavía no es tiempo." Después me puso en un horno. Yo nunca había sentido tanto calor! Me pregunté por qué mi creador querría quemarme, así que toqu