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Mostrando entradas de junio, 2010

EL BILLETE

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En una pequeña ciudad de costa ... en plena temporada; cae una lluvia torrencial desde hace varios días, la ciudad parece desierta. Todos tienen deudas y viven a base de créditos. Por fortuna, llega un ruso forrado y entra en un pequeño hotel con encanto. Pide una habitación. Pone un billete de 100€ en la mesa del recepcionista y se va a ver las habitaciones para comprobar si le gustaría pasar la noche allí. El jefe del hotel coge rápidamente el billete y sale corriendo a pagar las deudas que tenía con el carnicero. El carnicero coge el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos. Este último se da prisa para pagar lo que le debe al proveedor de pienso para animales. El del pienso coge el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con el peluquero, al que hace tiempo que no paga. El peluquero coge el billete y va al pequeño hotel con encanto donde pasó la noche de sus bodas de oro matrimoniales. ... En este momento baja el ruso, que acaba de e

LA MULA

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Se cuenta de cierto campesino que tenía una mula ya vieja.  En un lamentable descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca.  El campesino oyó los bramidos del animal  y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel servidora en esa condición, pero después de analizar cuidadosamente la situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal  y que más valía sepultarla en el  mismo pozo.  El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que  estaba ocurriendo y los enlisto para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo para que no continuara sufriendo.  Al principio, la mula se puso h

EL CLAVO

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Un comerciante había hecho buenos negocios en la feria, vendiendo todas sus mercancías y llenando su talega de plata y oro. Quiso emprender el camino de regreso para llegar a casa antes de que oscureciera, así que cargó la talega sobre su caballo y se alejó al galope. Al mediodía hizo alto en una ciudad; cuando iba a marcharse, un criad de la posada señaló a su caballo y le dijo: -Señor, a la herradura de la pata izquierda de atrás le falta un clavo. -Pues déjalo que falte -repuso el comerciante-. La herradura aguantará las seis horas que todavía me quedan de viaje. Tengo prisa. Por la tarde, cuando hizo alto de nuevo y mandó dar follaje al caballo, entró otro criado en la sala y dijo: -Señor, a vuestro caballo le falta una herradura en la pata izquierda de atrás. ¿Se lo llevo al herrero? -Déjalo que falte -replicó el señor-. El caballo aguantará muy bien el par de horas que aún me quedan de camino. Tengo prisa. Se alejó al galope, pero no pasó mucho tiempo a

LA ARDILLA

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Había una vez una selva habitada por toda clase de animales: fieras salvajes, graciosos monos, suaves ardillas, variados pájaros, y todos se llevaban bien. Entre todos, el rey era el león: arrogante, orgulloso y, a veces, despreciativo. Un día se acercó una tierna y sencilla ardilla al gran jefe león y le dijo: - Ya que presumes tanto de fuerza, ¿por qué no entablamos mañana mismo una lucha? El león, dentro de su orgullo, no pudo menos que reirse a mandíbula batiente, y le respondió sin ocultar su altanería: - Si así lo deseas, ya tengo desayuno. Al día siguiente, al despuntar el alba, los pájaros comenzaron a lanzar sus trinos, las aves vuelan, el resto de mamíferos se van reuniendo en el claro del bosque, donde el león y la ardilla habían acordado entablar la pelea. Algo importante va a ocurrir hoy, nadie deja de acudir a la cita. Aparece el león, arrogante y altanero, con su preciosa melena, fuerte y desafiante; del otro lado del claro, pisando la suave y tiern