EL INFARTO





 Seis normas para preparar su infarto; cúmplanlas al pie de la letra y pronto su corazón dejará de latir...

PRIMERA. Su trabajo antes que nada. Los asuntos personales son secundarios. Entréguese de lleno a su trabajo, piense solo en producir, esta es su clave. Usted tiene que ser un hombre o mujer de éxito... ¡aunque lo disfrute en el cementerio!

SEGUNDA: Vaya a su oficina los sábados por la tarde. Nada de descanso, nada de cine, nada de canas al aire. A lo mejor el trabajo del sábado le reporta algunos dólares que le servirán cuando le de el anhelado infarto.

TERCERA: Por las noches es peligroso ir a la oficina, lo pueden atracar, y es mejor que lleve el trabajo a su casa. Cuando todos duermen, usted puede trabajar a sus anchas.

CUARTA: Nunca diga no a lo que piden que haga. Métase en todos los comités, consejos, comisiones, vaya a todas las reuniones. Demuestre que es el mejor! Métase en todas las asociaciones a las que pertenecía su padre.

QUINTA: Usted es de acero, no tome vacaciones, ya las tomara cuando muera. El cementerio es un buen hotel de reposo. No hacen ruido.

SEXTA: Si tiene que viajar, por su trabajo claro esta, trabaje noche y día, ponga cara de angustia, no duerma, grite, trate mal a sus subalternos. Usted es el Jefe. Usted Manda. Todos sus empleados iran a su entierro... ¡pero para constatar que haya quedado bien enterrado !

De joven, gasto su salud para conseguir dinero. De viejo, gasto su dinero para conseguir salud. Sin salud y sin Dinero. Aqui yace Inocencio Romero 

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